lunes, 18 de julio de 2011

Operación de Cristina

Aquí va mi relato para esos futuribles indecisos, puedo decir que en mi caso no tengo más que palabras de agradecimiento:

Día del ingreso, 11 de julio.

Me llaman del hospital a eso de las 13:00 horas del mismo día para confirmar ingreso entre las 17 y 19. Nos presentamos en admisión a eso de las 17:45, me ponen pulserita de "todo incluido" y me acompañan a habitación "con vistas al mar" (es lo que tiene vivir en una isla,jeje). Nada más llegar me afeitan un poquito de pelo de detrás del orejo derecho,lo que me tranquiliza, así queda marcado el oído que es...por si las moscas, que si intervienen en izquierdo, que es el más sano, pues menuda gracia!!! También me dan un algodón con quitaesmalte para quitar pintura de las uñas...Terminado esto me instalo, comparto habitación con una chiquita joven muy maja. Mi novio insiste en quedarse esa noche, así que se va a casa a ducharse y cambiarse después de una insípida cena (no hay quien se la coma!!!) Por suerte Enrique me deja unas chuches [leer más...]antes de irse a casa. Mientras regresa, hablo con Fefi, comentaka y amiga, que me pone en antecedentes de todo lo que me encontraré en el hospital donde también ella fue intervenida.
El tiempo pasa volando, Enrique ya está de vuelta, peli en el epad, manzanilla, mente en blanco y......hasta mañana!!!!

El día "x", 12 de julio.
Zafarrancho de combate!!!Las enfermeras entran a las 7:00, encendiendo luces y hablando sin parar. Yo medio dormida, y sin gafas, tardo en reaccionar. Madre mía, si algo me ha llamado la atención es que nadie se da cuenta que no oyes!!! Al final entiendo que tengo que ducharme, ponerme una bata y enjuagarme la boca, para luego esperar a que vengan a buscarme. Unos minutos antes que me bajen al quirófano, aparecen dos doctores de la unidad de hipoacusia que me tratan, todo un detalle!!!
Antes de cruzar el pasillo que me lleva a la sala de operaciones, me despido de mi querido Enrique, que me desea suerte con el dedo en alto, Me voy tranquila, mirando al techo, como en las pelis.
Me aparcan en antesala del quirófano, va pasando un montón de gente que me da los buenos días, una chica avisa de pinchazo en la mano, me dice que será lo único que duela. A mí las palabras "pinchazo" y "dolor" pues me ponen un poco nerviosa, pero desde luego no ha sido para tanto. Aparece el dr. Ramos por allí, el que me operó, que me pregunta si estoy nerviosa y me infunde ánimos acariciándome los pies. Al momento ya estoy dentro, con mascarilla en la cara. Si me están hablando para variar no me entero, asi que me dedico a respirar, que será lo que tenga que hacer y....ploff!! un somno profundo.....
Me despierto en mi sitio de la unidad de despertar, ante mis ojos leo "D333", aunque a medida que pasan los minutos ya es "D3", eso significa que estoy espabilando!! Primera sensación: Vendaje y una especie de dolor de oído de cuando era pequeña, lo había leído en el blog, y yo tuve la misma sensación. Después de un rato en que me ponen oxigeno y me miden la tensión, viene una enfermera a sacarme de alli..Bien!! Veo a mis amigos Raquel y Juan, a mi novio y a mi suegra......creo que lo peor ya ha pasado....me suben a la habitación.
Al principio super eufórica, a medida que pasa efecto de la anestesia pues ya me da un poquito de bajona, pero muy poca.

Importante!! Me ponen al dia sobre lo explicado por el doctor tras intervención, parece que ha tardado 35 min. según dice, tengo una cóclea de libro... Todos los electrodos correctos y también las pruebas de audición.....

Continuamos en la habitación del hospital.... a las 16:30 me dan un zumito que me tomo a sorbos sin problemas. Este día de la intervención, lo pasé bastante bien, hasta ví la novela con auricular en orejo izquierdo!!! yo alucinada, ni en mis mejores sueños pensé encontrarme tan bien. Por precaución no quise levantarme, pero dres de unidad de hipoacusia que me visitan también tras intervención aconsejan que me vaya incorporando y que me levante con cuidado por si me mareo....Yo manejo (bueno más bien pido a mi gente que maneje...por aquello de no hacer muchos movimientos...) los botones de la camita, y a ratos me incorporo, pero no me levanto.

Impresión: Muy muy buena!! Las enfermeras me miman, me cambian el suero un montón, inyectan antibiótico, puedo hablar con la gente.....Y además tenía el oído derecho tan fundido que digamos que oigo lo mismo que antes (o casi sería mejor decir leo, por lo de leer los labios, que es lo que mejor se me da...)

Cuando llega la noche, me traen una señora cena, de la que sólo pruebo el yogur, que vomito un ratito más tarde, pero me inyectan primperan sobre la marcha y me duermo hasta el dia siguiente...el sueño intermitente, las enfermeras vienen un montón de veces para el tema de las inyecciones y el suero...

Día después de operación, 13 de julio: Me despierto muy bien, con ganas de desayunar y todo.Mi novio se va a trabajar y se queda mi suegra con la que hasta me pego grandes charlas. Esta mañana viene una enfermera a ducharme, es la primera vez que me levanto, con mucho cuidado por si mareo, pero nada, la inestabilidad normal de haber estado tanto tiempo en cama. Me siento como cuando era pequeña y mi madre me bañaba....Ya estoy limpita y perfumada, otra vez a la camita!! Visita por la tarde, en algún momento me canso, por aquello de leer los labios sin audis y sin gafas, y no querer mover mucho la cabeza....pero bien, otro día que pasa. Debo tener un cabezón de cuidado, en cuanto mastico o al mínimo movimiento, me salta todo el vendaje de la cabeza....La enfermera entre risas me dice que ya está cansadita.....si es que me lo ha colocado tres veces.....jejeej Este día me traen comidita normal, y hasta tomo potaje de lentejas en la comida y sopita de pollo con estrellitas en la cena, hasta me pusieron sandía en trocitos, muy rica...(pa qué nos vamos a quejar...)
Ya me han advertido que mañana me dan el alta, yuhuuuuuuu a casitaaaaa

Día del alta, 14 de julio
Este día por raro que parezca fue el peor, pero aún así llevadero.No me levanté muy allá, apenas desayuné y luego todo fue rodado. Me dan cita para el lunes 18 de julio, con otorrino y curas, me adelantan que conexión para el 2 de septiembre, me limpian los puntitos me dan un vendaje tipo diadema (más dicreto). Ala!! Me despido de todo el mundo y a casita, Cuando arrivo a casa, solo tengo ganas de dormir, Duermo y duermo hasta que antes de la cena me ducho bajo la supervisión y ayuda de Enrique, ceno y hasta el día siguiente, que es cuando ya puedo decir que me siento prácticamente recuperá.

Y hasta aquí.....hoy es ya 18 de julio, he vuelto de la cura y consulta del hospital y parece que las grapas de detrás del orejo me las quitan el jueves.... Todo correcto, estoy muy contenta, ahora a por el próximo reto: la conexión y la rehabilitación!!!

viernes, 15 de julio de 2011

Operación de Soledad

Del “catastrófico” de un otorrino al “tengo solución” de otro medió apenas un mes. Empecé el 2011 diciendo adiós a la penuria auditiva en la que llevaba avanzando más de veinte años para caer hasta el fondo en un pozo llamado hipoacusia profunda bilateral neurosensorial degenerativa. Ya no cabían autoengaños ni disimulos: estaba completamente sorda.

Hace una semana que me colocaron la parte interna de un implante coclear, en mi caso el Nucleus 5. Barcelona, Clínica Tres Torres, mañana cálida y brillante de julio: San Fermín. A una semana vista, el hecho de la operación en sí misma me ha parecido lo más leve de la situación. Mi relato en este sentido no dista mucho del que ya hicieron otros comentakas y los pasos que ellos dieron se repiten en mi caso.

Poco después [leer más...]de las 8 de la mañana ya estaba en el quirófano. Me repitieron por tercera vez las preguntas de rigor, cuya respuesta, por cierto, ya estaba en los informes médicos que les había remitido diez días antes. “¿Es alérgica a alguna medicina? No, que yo sepa… ¿Fuma? No. ¿Bebe? Sólo Yza en las kedas”… Mientras, voy observando gente que va y viene por el quirófano con su vestimenta verde y gorritos de colorines con monigotes que le quitan tragedia al momento. Me recuerdo otra vez en una situación similar. Faltaban dos días para Navidad y las enfermeras llevaban gorritos de Papá Noel… Sé que lo hacen buscando humor y simpatía, pero en semejante trance, llena yo de gravedad, me dieron ganas de gritarles: “Oigan, que esto mío va en serio…”.

Sólo un fallo técnico. La enfermera que me puso la vía intravenosa en la mano, bien la fastidió, por no decir “la cagó”. La oigo pedirme perdón varias veces. Me hace polvo las dos manos. Ahora tengo dos cardenales tan grandes que casi merezco que Benedictus XVI me beatifique por estigmatizada.

Después de los aguijonazos enfermeriles, seguramente homenaje a los rejoneros de San Fermín, me recuerdo en un sueño plácido, soñando con no sé qué, algo muy agradable, hasta que unas bofetaditas me devolvieron a la realidad. Enseguida tuve conciencia de dónde estaba: me dolían las muelas, el estómago y no podía abrir un ojo. Eso me asustó, pues cuando firmé el consentimiento de operación me advirtieron de mil males que me podrían sobrevenir y tocar nervios que no debían tocar estaba entre ellos. Intento otra vez abrir el ojo derecho (se me olvidó decir que me habían implantado el oído derecho). Nada. Imposible. Después de varios intentos infructuosos, me doy cuenta de que me han vendado la cabeza de tal manera que el ojo derecho está debajo de las vendas. Las aparto un poco y, sí, se abre y veo. Después de eso recuerdo que me sobrevino un frío glacial, unos tiritones como nunca había sentido. Repetía yo muy bajito, en plan indigente: “Tengo fríííío”. Una enfermera se da cuenta y me coloca una manta eléctrica. Se me pasa enseguida, pero me duelen las muelas y el estómago, insisto. Eso durará un buen rato.

Cuando me devolvieron a la habitación, veo la cara de mi madre, que me mira muy seria, al borde del pánico y haciendo un esfuerzo para no gritar. La oigo que dice: “¿Pero qué le ha pasado en el ojo?” La enfermera me mira, y como la que le coloca la corbata al marido, me asienta mejor el tocado y dice: “Nada, que le han puesto esto un poco torcidillo”. Mi madre cambia de cara y respira por fin. Estaba sin aire.

La tarde transcurre plácidamente. Mi madre me informa de que he estado 5 horas fuera. Me ponen sueros, calmantes, antibióticos, en poco tiempo me dan agua y un yogur, y el dolor de estómago y muelas cede. Me vienen a ver un par de amigos y converso con ellos dicharacheramente. Recibo y envío SMS. Me llama mi tía del pueblo y, aunque apenas la oigo, converso con ella. Todo parece que va bien. Estoy de buen humor.

El Dr. Luis García-Ibáñez también viene a verme, feliz como una perdiz, sonriente, amable y simpático, como siempre. Me dice a mí y a mi familia que todo ha ido divinamente, que ha podido conservar los restos que me quedaban y que al día siguiente por la mañana me iré a casa. Me quitarán el tocado hindú y me dejarán sólo un apósito. Tres días después tendré que volver a Barcelona y me entonces me quitará el susodicho apósito. Le pregunto si me quitará los puntos tan pronto, me dice que no llevo y que por eso va todo tan rápido.

A todo esto, se me olvidaba decir: me pica la cabeza. Me prohíbe que me la lave y es ahí donde empieza todo mi calvario de fin de semana (léase comentarios al blog de Pepe días 8, 9 y 10 de julio). Insisto, me pica la cabeza. Me pica. Sí, me pica. Mi reino por un lavado de cabeza…

La operación fue un jueves. Volví a Barcelona el lunes siguiente. Había pasado un buen fin de semana, sólo cansada a ratos, con levísimos mareos, algo de tinnitus –fuerte a ratos- y cierto dolor de mandíbula al masticar. Los trabajos de familiares y amigos hacían complicadísimo llevarme a Barcelona en coche y, como me encontraba estupendamente, me fui en tren. No tuve ningún problema. Estaba realmente bien, aunque claro, sin audífono en el oído derecho oía poco y mal. En la vistita todo fue como el médico había previsto. Me quitan el apósito y me ponen unas tiritas.

Las voces ahora son todas ruidos que retumban, los agudos no existen, la oreja derecha parece un pegote de plástico, el oído derecho con sensación de entamponamiento y una parte de la cabeza la tengo aún acorchada. Me han rapado un cerco de menos de dos dedos alrededor de la oreja y con el pelo no se ve nada. Por fin me dejan lavármelo y me siento mucho mejor.

Espero ahora la conexión. No he tenido demasiados problemas. Sólo mareos un par de días y un cansancio anormal, que, después de dejar la medicación, va desapareciendo. Como dije al principio, el proceso quirúrgico en sí me ha parecido muy llevadero. Mi verdadero calvario estuvo antes. Estuvo en reconocer que tenía un problema grave, estuvo en comunicárselo a los demás, estuvo en pedirles ayuda, estuvo en luchar contra la depresión, estuvo en vencer una tristeza infinita que me caló los huesos, estuvo en tomar la decisión de actuar y no dejarme amilanar por las circunstancias. No estaba acostumbrada a depender de nadie ni a solicitar su colaboración y tuve que hacerlo hasta con mis alumnos. La experiencia humana de aprendizaje ha ido mucho más allá de lo que media entre oír y no oír (o viceversa).

Conocer el blog de Pepe, participar en él, acudir a una de sus kedas fue crucial para mi cambio de actitud. Me conectarán el 25 de este mes y me queda un buen trabajo por hacer. Lo afronto hoy con optimismo y ánimo. Tengo mucho que agradecer a mucha gente. Haré cuanto pueda por no defraudarlos y seguir adelante. Espero que mi caso dé ánimos a otros que han de emprender este mismo viaje.

Tarragona, viernes, 15 de julio de 2011.